Yo soy del 130, minúsculo barrio temporal de hileras verticales y humores horizontales, donde las mujeres van paradas dormidas y los hombres se peinan a la gomina mientras entonan un blanco que no tiene vides.
Yo soy del 130, arrabalera carrocería punzó, que en sus bronces lleva el remanso de sueños interrumpidos por los baches del macrocosmos.
Yo soy del 130, sudorosa partícula del equinoccio circundante que con neblinosa sabiduría oculta las máscaras itinerantes.
Vos sos del 130, cuya visión lejana trae el miedo de la responsabilidad, el pánico a los insectos y el dudoso placer de los aromas gastronòmicos.
Vos sos del 130, almohada cromática de tus locuras más extraordinarias y tus seriedades más comunes.
Vos sos del 130, mohín facial polarizado carente de expresión hasta el timbrazo cerebral desayunante de tus necesidades.
Maldito 130 que te llevas a tierras lejanas, plagadas de monstruos bicéfalos, el puente que une el corazón con la razón, la bestia con el humano, tu vida con la mía.
Yo soy del 130, arrabalera carrocería punzó, que en sus bronces lleva el remanso de sueños interrumpidos por los baches del macrocosmos.
Yo soy del 130, sudorosa partícula del equinoccio circundante que con neblinosa sabiduría oculta las máscaras itinerantes.
Vos sos del 130, cuya visión lejana trae el miedo de la responsabilidad, el pánico a los insectos y el dudoso placer de los aromas gastronòmicos.
Vos sos del 130, almohada cromática de tus locuras más extraordinarias y tus seriedades más comunes.
Vos sos del 130, mohín facial polarizado carente de expresión hasta el timbrazo cerebral desayunante de tus necesidades.
Maldito 130 que te llevas a tierras lejanas, plagadas de monstruos bicéfalos, el puente que une el corazón con la razón, la bestia con el humano, tu vida con la mía.
German Alfaro.