martes, 15 de abril de 2008

Icaro Contemporáneo.

Literatura.



¡Hombre en la Luna!
Más quisieras…que algún cohete te arranque de este campo sin estrellas, y hacia el infinito y mas allá te lleve.
Improperios cruzan tu mente. ¡Esos molinos de viento son demasiado grandes! Y no empujan viento, sino pestilencias pegajosas ardientes de deseo impoluto. Nunca será impoluto si se origina en esas honduras mentales, me recuerda el cartel en las frentes de los otros.
¡Allá ellos!
Que Alá o algún otro ídolo infecto de poder los hunda en las marismas del perdón! El arrepentimiento es al hombre lo que la sociedad a la Humanidad…una degeneración de lo estipulado.
¿Quien te da derecho a decir esas cosas? me pelea un Minotauro travestido, y en los laberintos de mi mente corro buscando la cera que me permita construir mis alas y acercarme a mi destino.
¡Falacias! Doblé a la izquierda en cada dicotomía amurada, como bien me habían enseñado, y me di cuenta que solo por arriba o por abajo estaba el escape.
Y elegí abajo.
Tarea difícil si las hay. A tu propio peso se agrega la historia de los que ya están ahí.
Hay que excavar. Excavar como si se te fuera el alma en ello. Porque es lo que sucede. Naciste y descendió al nivel de la tierra, y cada día la empujaste más y más. Te arrancaste la piel buscándola, pero no estaba en esta materia.
¿Y si nunca estuvo?
Por eso. Seguí excavando, hasta que las marismas de las napas mas profundas salgan a la luz, y cuando estés ahí, parado en la caverna, hasta los muslos embutido, mira a tu alrededor, y date cuenta que el espacio no existe, y que es todo lo mismo.
Anidà ahí, donde las bestias cefálicas te ordenaron y espera vanamente que los gorriones lleguen.
¿Y ese sonido? ¿En marzo hay aves?
¡DIANTRES! ¡La luna!
Es hora de viajar. Extiendo mis alas, y a la luz de su cara vuelo sin temor a la caída.


German Alfaro.

1 comentario:

Anónimo dijo...
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