jueves, 17 de abril de 2008

Móviles.

Literatura.

¡Qué velocidad! ¡Qué confort! ¿Cuánto habrá salido?
El licor viene y va. Bienvenido. La charla también.
¡Qué amenos somos!
¿Dónde habrá quedado el sommelier?
Los dos faroles apuntan aquí y allá, alumbrando un mar escamoso donde navega una avispa.
¡Qué prestancia! ¡Qué color!
Ese casco no es normal. Tiene alma. ¿A quién le importa? A mi me importa….
¿Estás? Si, estás…perdida, ciega, olfativamente nula…¿Será el humo? ¿El fuego? En cualquiera de los dos casos, no hay extintor, estás en el horno.
Las cosas serán iguales, pero ninguna costa es igual a la otra. Tan solo son muescas en las maquetas del misógino celestial.
O tal vez la imágen es más gastronómica: sos un fideo munición en este caldo de cabellos de ángel…caído en desgracia.
¡Imprímale velocidad, que tanto! vocifera desde su reducto millonario, nuestro querido vocalista senil. ¡Si así la hicieron, debe ser usada!
Razones de un corazón (rengo) que no entiende de razones.
Y por un momento le creés.
Por un momento creés que esa diatriba es para vos.
Y aceleras.
Y la vida son unas líneas que te pasan por al lado…y por arriba y debajo, líneas tan mortales como lo pensado y no dicho
Mejor huir. No soporto tanta hormona.

German Alfaro.

2 comentarios:

La Mirilla del Audiovicio dijo...

me gusto mucho.

saludos

la niña de mundo distinto!

gracias por la onda colega

Anónimo dijo...

Yo caminé por tu cielo, me dejaste ver tus tormentas, tus sueños y me los evaporastes en un simple choque contra la realidad.
Tiemblan mis emociones cada vez que percibo tu indiferencia quemándome el colchón, y la puerta sopla tu ausncia cada mañana y me vuelvo a hundir en el vacío de las noches de los miedos....